En parte por las exigencias tanto sociales como legales de mejores prácticas medioambientales, y también en parte por sus ventajas operativas y económicas, cada vez más empresas y transportistas están adquiriendo vehículos eléctricos ya sea para incorporarlos, o para sustituir de lleno a las flotas de vehículos de combustión.
Incluso, y dada la necesidad de que estos vehículos generen datos de manera compatibles con su sistema de gestión de flotas para ofrecer métricas para monitorizar y optimizar su rendimiento, las aplicaciones telemáticas y los softwares de gestión de flotas se están encaminando a abarcar estos modelos y prepararse para la transición a la electricidad.
Hay países que están incluso incentivando con apoyos financieros y exenciones fiscales este tipo de giros, como el caso de España y su reciente Ley de Movilidad Sustentable, que tras establecer la movilidad como un “derecho social”, está creando ayudas para proyectos estratégicos como los de vehículos eléctricos en particular, de los que pretenden alcanzar los 250.000 matriculados para 2023.
Y España es un caso de transición, es decir, hay países con procesos mucho más avanzados e incentivos muy sólidos para promover esta tecnología, tal es el caso de Noruega.
Lo que puede verse en el horizonte, entonces, es que esta transición será inevitable tarde o temprano, porque las flotas eléctricas y sus opciones ecológicas como los taxis y las bicicletas eléctricos, ofrecen una solución, a problemas cada vez más apremiantes como la contaminación y la movilidad urbana.
El panorama en Latinoamérica
La movilidad eléctrica representa una alternativa para sumar a los esfuerzos de la región contra el cambio climático, pues significaría una disminución aproximada de 1.4 Giga de toneladas de CO2 y un ahorro en combustible cercano a 85 mil millones de dólares para el período 2016-2050, según expertos.
Especialmente, porque el sector del transporte es responsable de 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la región. De hecho, 27 de los 33 países de América Latina y el Caribe, han priorizado el transporte para alcanzar sus metas en reducción de emisiones, y aunque aún se encuentra en una fase incipiente, el transporte público es el segmento que se está electrificando más rápidamente en la región.
Con más de 400 unidades Chile destaca por contar con la mayor flotilla de autobuses eléctricos de la región. Por otro lado, se espera que Colombia incorpore casi 500 buses eléctricos en la capital, Bogotá, y en Ecuador, y Sao Paulo, en Brasil, ya se han introducido buses eléctricos en sus flotas urbanas, por mencionar algunos ejemplos. Santiago de Chile, Bogotá y la Ciudad de México, son, de hecho, las ciudades que se destacan por su mayor avance en materia de electrificación de los buses de transporte público en 2020
Más de 6 mil nuevos vehículos eléctricos livianos se registraron entre enero de 2016 y septiembre de 2019 en América Latina y el Caribe, según el informe Movilidad Eléctrica: Avances en América Latina y el Caribe y oportunidades para la colaboración regional 2019, presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En él, también se hace un llamado a la región para priorizar la electrificación del transporte público, especialmente a la hora de actualizar las viejas flotas de autobuses de las grandes ciudades, y apunta además a que la movilidad eléctrica podría fomentar en la región nuevas inversiones y empleos, actualmente claves para la recuperación económica pos-COVID-19.
Un importante proyecto de innovación de este tipo, que mitiga los desafíos que enfrenta la logística urbana es la flota de bicicleta eléctricas que instaló recientemente Solistica Colombia. Una iniciativa única en Latinoamérica, fomenta la movilización con un cambio positivo en las ciudades, acercando cada vez más a los clientes mediante tecnología de punta para mejorar los procesos de entrega y reduciendo el impacto ambiental.
La evolución de la movilidad eléctrica en México
En el caso de México, pese a que el transporte es de los mayores generadores de emisiones y de mayor consumo de energía, el nivel de compromiso no es muy alto en este tema y aunque la venta de vehículos híbridos y eléctricos aumentó desde el 2016, sigue siendo una fracción muy pequeña, que al cierre del 2020 significaba apenas un 1.7% del total.
Sin embargo, sí se han dado avances en esa dirección. En 2019 se celebró justamente en la Ciudad de México el Latam Mobility Summit, un encuentro sobre la movilidad sostenible donde expertos aportaron su conocimiento respecto a este mercado incipiente y su proyección a futuro.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) desarrolló la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (ENME), con pautas para promoverla en el país y la meta de reducir, para el 2030, de tres a cinco millones de toneladas de dióxido de carbono, con la expectativa de que para ese mismo año en el país haya alrededor de medio millón de vehículos ligeros y siete mil de carga y pasaje eléctricos circulando.
La iniciativa a nivel nacional incluye exenciones de impuestos de importación y exportación, exenciones de impuestos de adquisición de este tipo de vehículos, y en el caso de los vehículos particulares, infraestructura para cargar en las calles, instalación de cargadores en el hogar y placas verdes.
Pero también los inversionistas por su cuenta han puesto interés y acciones para ir convirtiendo sus flotas “de gris a verde” y los proveedores de estos bienes y servicios ofertan nuevas soluciones para facilitar la transición eléctrica de las flotas.
Por ejemplo, Element Fleet Management, en alianza con Enel - proveedor de electromovilidad- lanzó en México su nueva flota de vehículos eléctricos Arc, y construyó un sistema integral para la gestión de flotas eléctricas de principio a fin, respondiendo a las necesidades específicas de los clientes con asesoría en todos los procesos, como el diseño de programas piloto basados en data y hojas de ruta, la instalación de puntos de carga, el mantenimiento, la recomercialización del vehículo al final de su vida útil, e incluso la capacitación a los operadores de los vehículos.
Otro ejemplo es Alke, cuyos vehículos utilitarios eléctricos para logística y última milla poseen una elevada capacidad de carga para diferentes tipos de transporte de mercancías.
En Solistica México no nos quedamos atrás, a través de Femsa y Grupo Quimmco en 2018 se creó una flota piloto de vehículos eléctricos para el transporte de carga. Esta iniciativa forma parte de los proyectos del Comité de Movilidad Sostenible de FEMSA que nació en 2013, con el objetivo de desarrollar y coordinar estrategias que permitan aprovechar las tecnologías limpias y combustibles alternos, para abastecer las operaciones vehiculares de una manera sostenible, reduciendo así el consumo de combustibles fósiles.
Solistica y las capacidades de su flota eléctrica en Brasil
Como proveedores de servicios logísticos, en Solistica el compromiso de promover el desarrollo sostenible y preservar el medio ambiente, se refuerza continuamente, e incluye esfuerzos como el mapeo de áreas verdes y la plantación de árboles (más de 1,200 a la fecha), la captación de agua de lluvia para lavados, el reciclaje, la separación de basura electrónica, el uso de lámparas LED en todas las unidades, la reducción del consumo medio de combustible en un 5,2%, la utilización de Bi-Trenes que reducen la emisión de CO2, y la utilización de telemetría, entre otros.
Y claro, en línea con esos esfuerzos, y en alianza con JAC Motors, también la flota ha ido ampliándose con nuevos modelos de camiones eléctricos. Actualmente las rutas de Solistica en Brasil cuentan con camiones 100% eléctricos, con 250 km de autonomía, cero ruidos, cero emisiones de CO², y que, además generan menos residuos, por su bajo uso de aceites fluidos.
En este primer momento, forman parte de las rutas de distribución en todo el estado de São Paulo, región que concentra gran parte de las entregas minoristas. Y como próximo paso, se contempla expandir las rutas sostenibles en nuestras operaciones 3PL en todo Brasil, a partir del segundo semestre de 2022.
Así los esfuerzos se encaminan a garantizar entregas más sostenibles en una de las regiones con mayor nivel de contaminación.