América Latina ha tenido un importante crecimiento económico en las últimas dos décadas, impulsado principalmente por la exportación de commodities. Sin embargo, la productividad y la competitividad global de la región siguen siendo bajas en comparación con países desarrollados y algunas economías asiáticas emergentes.
Uno de los factores que explica esta brecha es el deficiente desempeño del sector logístico y de transporte latinoamericano. Analicemos en profundidad los principales desafíos, causas estructurales y oportunidades de mejora que presenta actualmente la industria en la región.
Índice de Desempeño Logístico
El Índice de Desempeño Logístico (LPI) que publica el Banco Mundial cada dos años es un referente global para evaluar la eficiencia de las cadenas de suministro nacionales. En la versión 2018, ningún país de América Latina figuró dentro del top 50.
Chile lideró la región en la posición 42, seguido de Panamá (45), México (50) y Brasil (65). Los puntajes latinoamericanos promedio han cambiado poco desde 2007, e incluso han retrocedido levemente en dimensiones clave como la calidad de infraestructura, la competencia logística y la facilidad para acordar embarques a precios competitivos.
Claramente, la región tiene un amplio camino por recorrer para acercarse a los estándares de economías desarrolladas como Alemania, Japón o Singapur.
Principales problemas estructurales
Entre los principales problemas estructurales del sector en América Latina, destacan:
- Deficiente infraestructura de transporte terrestre: falta de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos de alto rendimiento para movilizar cargas.
- Procedimientos aduaneros y fronterizos engorrosos: exceso de burocracia y papeleo para realizar importaciones y exportaciones.
- Escasez de recursos humanos capacitados: falta de técnicos y profesionales formados en las mejores prácticas globales de gestión logística.
- Baja competencia y formalización: prevalencia de transportistas y operadores logísticos pequeños e informales que no invierten en tecnología ni procesos.
- Altos costos: movilizar mercancías en América Latina puede costar hasta 3 veces más que en economías eficientes. Esto impacta la competitividad exportadora.
Por su parte, los especialistas coinciden que una de las principales trabas para mejorar el desempeño del sector son las políticas públicas erráticas o simplistas, la escasa visión estratégica de largo plazo y la débil coordinación Estado-Empresa en materia logística. Todo ello se traduce en reformas a medias y poca inversión tanto pública como privada para modernizar el rubro.
Acciones prioritarias
A pesar del complejo panorama descrito, diversos actores regionales identifican algunas acciones clave que podrían comenzar a revertir positivamente la situación:
- Desarrollo de institucionalidad: crear agencias profesionales que diseñen y conduzcan políticas logísticas de Estado, con visión estratégica y aislamiento de las inestabilidades políticas coyunturales.
- Inversiones en infraestructura: estimular grandes proyectos público-privados para expandir y tecnificar la red vial, portuaria y aeroportuaria latinoamericana.
- Facilitación del comercio: simplificar regulaciones y digitalizar trámites para agilizar procesos de importación/exportación en puertos y pasos fronterizos.
- Fomento a la competencia: eliminar trabas burocráticas y tributarias para facilitar la creación y formalización de nuevos operadores logísticos regionales.
- Formación de capacidades: mejorar la calidad de la educación técnico-profesional y universitaria vinculada a las disciplinas logísticas, de transporte y de comercio exterior.
- Aprovechamiento de tecnologías: incentivar la incorporación de soluciones digitales de gestión y trazabilidad en las cadenas de abastecimiento.
Oportunidades de reposicionamiento
Más allá de los desafíos existentes, América Latina cuenta con interesantes activos geoestratégicos y ventajas comparativas para convertirse en una potencia logística mundial durante la próxima década.
Por ejemplo, su ubicación equidistante entre los principales polos de producción y consumo del planeta la posiciona como una plataforma ideal para desarrollar mega hubs de transporte y distribución que conecten los flujos Oriente-Occidente y Norte-Sur.
Asimismo, la región posee extraordinarias riquezas naturales y energéticas para sustentar cadenas de abastecimiento: cobre, litio, gas, petróleo y hasta capacidad hidroeléctrica para proveer electricidad limpia a bajo costo a grandes centros logísticos.
Claramente urge un cambio de paradigma donde la logística deje de verse como un costo o problema a minimizar, y pase a conceptualizarse como un sector estratégico capaz de impulsar el desarrollo exportador, la integración regional y la creación sostenible de empleos calificados.
Infraestructura logística:
La calidad de la infraestructura es el pilar que sostiene la eficiencia, velocidad y confiabilidad de cualquier sistema logístico. Por ello, constituye una de las principales asignaturas pendientes que enfrenta actualmente América Latina para desarrollar todo su potencial como plataforma de comercio internacional.
De acuerdo al más reciente Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial, En la edición 2023, los países europeos son los que muestran un mejor desempeño logístico. Lo anterior, a pesar de que el conflicto ruso-ucraniano agregó tensión adicional a la situación de crisis que ya presentaba la logística por la pandemia. Por su lado, los países del continente africano se mantienen con menor desempeño, ocupando las últimas posiciones del índice. Singapur lidera la lista de los 12 países con mejores resultados, con una puntuación de 4.3, para un incremento de 0.30 puntos con relación a 2018. A este le sigue Finlandia, con 0.23 puntos más que en el informe anterior, para una puntuación de 4.2. Alemania, Austria, Bélgica y Suecia son los únicos países de esta lista con reducciones en su puntuación de 0.10, 0.03, 0.04 y 0.05, respectivamente. Es importante destacar que Singapur, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Holanda, Austria y Bélgica se han mantenido entre las primeras 10 posiciones en las últimas dos ediciones del LPI.
Claramente, Latinoamérica está completamente fuera de la potencia asiática como es Singapur, o europeas como Finlandia; e incluso por detrás de la gran mayoría de economías europeas y de Norteamérica.
Pero ¿a qué se deben específicamente estas deficiencias infraestructurales que complican el comercio intrarregional y las exportaciones latinoamericanas?
Cuellos de botella viales y portuarios
Uno de los principales dolores de cabeza logísticos en América Latina son los frecuentes cuellos de botella que se producen en carreteras, ferrocarriles, puertos y pasos fronterizos debido a la antigüedad y falta de capacidad de estas instalaciones.
La situación se agrava porque la región aún no cuenta con suficientes autopistas, trenes de carga y puertos fluviales modernos para absorber el incremento en los volúmenes de comercio exterior. Tampoco existen procedimientos integrados de control fronterizo, lo que genera interminables filas de camiones esperando para cruzar entre países.
Conectividad digital insuficiente
Otro aspecto deficitario de la infraestructura logística regional es la baja conectividad digital. Si bien se han producido avances, la adopción de tecnologías 4.0 como internet de las cosas, big data, automatización de procesos y blockchain aún es incipiente en la mayoría de países latinoamericanos.
Esta brecha digital no solo dificulta el intercambio de información en tiempo real entre los distintos actores de las cadenas de suministros, sino que también demora la incorporación de soluciones tecnológicas para optimizar las operaciones.
En definitiva, está claro que América Latina debe encarar cuanto antes un agresivo plan de inversiones público-privadas para expandir y modernizar su infraestructura logística, tanto física como digital.
De lo contrario, se arriesga a perder competitividad e influencia en el tablero geopolítico y económico global. Países asiáticos y del Medio Oriente ya le están sacando una gran ventaja infraestructural para captar las rutas marítimas, aéreas y terrestres que conectan los principales centros mundiales de producción y consumo.
Acciones urgentes como facilitar las importaciones de maquinarias, agilizar permisos de obra y garantizar la estabilidad jurídica a largo plazo son cruciales para atraer la inversión privada que se necesita en puertos, aeropuertos, carreteras y sistemas de transporte eficientes. De esta decisiva apuesta depende que la región pueda concretar sus ambiciones de convertirse en una potencia logística global.