La colaboración es tan ancestral como la sociedad misma. Es el hilo conductor de la evolución humana, así que no tendría que ser distinto al aplicarse al comercio y la logística: Cuando colaboramos, avanzamos más.
Hace más de una década que se viene hablando del concepto logística colaborativa para referirse a la cooperación entre dos o más empresas para mejorar los aspectos clave de la cadena de suministro, como costos, y velocidad, por ejemplo, y obtener así ventajas competitivas, algo especialmente importante para las empresas para las cuales la logística es estratégica.
Para ello, hace falta una base mínima común, y que las empresas integrantes, como una sola unidad, compartan la Misión, Visión y Valores de la nueva organización, haciendo a un lado la competencia, generando relaciones de confianza, con transparencia sobre la información y mucha comunicación efectiva y estratégica, para lo que se requiere, a su vez, big data, integración de sistemas y tecnologías de interconexión y trazabilidad en general.
La colaboración potencializa lo que puede lograrse y minimiza los impactos negativos, especialmente al enfrentar crisis o un gran desafío. Un caso claro y reciente lo han protagonizado empresas -incluso competidoras- en Latinoamérica, uniéndose en un solo frente para enviar y recibir productos, tras los efectos internacionales en la logística provocados por el conflicto ruso-ucraniano, y generando alternativas de transporte para esquivar los nuevos obstáculos y a la vez paliar los efectos del aumento del precio del petróleo y la ausencia del gas ruso.
Productos derivados del petróleo, así como alimentos (especialmente el trigo), y fertilizantes, importados desde Rusia por países de Latinoamérica, tuvieron incrementos del 22 al 80%. Tal es el impacto de una crisis lejana geográficamente, pero cercana debido a la globalización y la interconexión en que se basa hoy el comercio internacional.
Las ventajas de la colaboración logística
En logística, cuando las empresas trabajan cooperativamente como una unidad, son capaces de crear una cadena de valor diferenciada y conseguir ventajas competitivas que no podrían tener individualmente, contribuyendo a la vez al desarrollo de redes más sostenibles y resilientes.
La optimización de la logística en las empresas a nivel individual, tiene límites, y resulta muchas veces insuficiente para competir con éxito en la dinámica de mercado actual, pero, al colaborar, en general, pueden optimizar y aprovechar mejor las operaciones, para ahorrar tiempo y dinero, y dar un mejor servicio a sus clientes.
Cabe recordar que muchos procesos de la cadena de suministro implican a otras compañías, entre fabricantes, distribuidores, transportistas, etc., así que lógicamente, la colaboración entre estos participantes permite grandes soluciones de optimización, y claro, beneficios para todos.
Por otro lado, unirse ante una crisis también ayuda a disminuir la incertidumbre de los consumidores, al lograr una mejor gestión del riesgo, y a la vez asegurar mejor el abastecimiento.
Al compartirlas, las capacidades se multiplican, lo que es muy claro, por ejemplo, en el transporte. Más rutas son posibles y también más ahorros, que pueden ayudar a equilibrar los sobreprecios que no pudieron anticiparse como en el caso de una crisis. Y no solo eso, también pueden realizar compras conjuntas para obtener mejores costos.
Finalmente, también permite la planeación conjunta, lo que deriva frecuentemente en mejores y más detallados planes, es decir, una planeación integral de la cadena de abastecimiento y la red de valor, con una visión end to end, beneficiando a todos sus participantes.
En conclusión, la logística colaborativa se está convirtiendo en un must have para mantener un nivel global de competitividad en las empresas y con el consumidor final como centro de los esfuerzos. Resta que los gremios y asociaciones empresariales empujen aún más este tipo de trabajo conjunto en beneficio de todos.